Kahlil Gibran ( Gibran Jalil Gibran )


Kahlil Gibran ( Gibran Jalil Gibran )

( 1883-1931 )

El Amor 

Y él alzó su cabeza, miró a la gente
y la quietud descendió sobre todos.
Entonces, con fuerte voz dijo :
Cuando el amor os llame, segidle.
Aunque su camino sea duro y penoso. 
Y entregaros a sus alas que os envuelven.
Aunque la espada escondida entre ellas os hiera.
Y creed en él cuando os hable.
Aunque su voz aplaste vuestros sueños,
como hace el viento del norte. 
Porque, así como el amor os da gloria, 
así os crucifica.
Así como os da abundancia, así os poda. 
Así como se remonta a lo más alto
u acaricia vuestras ramas más débiles
que se estremecen bajo el sol,
 así llegará hasta vuestras raíces
 y las sacudirá en un abrazo con tierra.
Como a gavillas de trigo
él os une a vosotros mismos.
Os desgarra para desnudamos.
Os cierne para libraros de los pliegues
que cubren vuestra figura.
Os pulveriza hasta volveros blancos.
Os amasa, para lo dócil y lo flexible
renazca de vuestra dureza.
Y os destina luego a su fuego sagrado,
para que podáis ser sagrado pan
en la sagrada fiesta de Dios. 
Todo esto hará el amor en vosotros
para acercaros al conocimiento de vuestro corazón
y convertiros por ese conocimiento
en fragmento del corazón de la vida.
Pero si vuestro miedo
os hace buscar solamente la paz
y el placer del amor,
entonces sería mejor
que cubrierais vuestra desnudez
y os alejarais de sus umbrales
hacia un mundo sin  primavera
donde reiréis,
pero no con toda vuestra risa, 
y lloraréis,
pero con todas vuestras lágrimas.
El amor no da más que de si mismo
y no torna nada más que de si mismo.
El amor no posee ni es poseído.
Porque el mor es todo para el amor.
Cuando améis no digáis :
" Dios esta en mi corazón ", 
sino más bien :
" Yo estoy en el corazón de Dios ".
Y no penséis en dirigir el curso del amor
porque será él, 
si os halla dignos, 
quien dirija vuestro curso.
El amor no tiene otro deseo
que el de realizarse.
Pero si amáis
y no podéis evitar tener deseos, 
que vuestros deseos sean estos :
fundirse y ser como el arroyo, 
que murmura su melodía en la noche;
saber del dolor del exceso de ternura;
ser herido
por vuestro propio conocimiento del amor;
sangrar voluntaria y alegremente.


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